Después de un largo año, la Cámara de Diputados de la provincia convirtió en ley a uno de los dos proyectos de conectividad enviados por el gobernador Omar Perotti en 2020, que ya cuentan con la media sanción del Senado.
La iniciativa que vio luz verde este jueves consiste en la autorización para un endeudamiento de 100 millones de dólares para construir la infraestructura necesaria para que las 365 ciudades y pueblos puedan acceder a internet de calidad, un servicio decisivo para las posibilidades de desarrollo y para la vida misma de los y las santafesinas. Si quedaba alguna duda de su importancia, la pandemia la despejó.
Para que este meta fuera alcanzada se produjo una carambola de factores, incluida la trágica muerte del Miguel Lifschitz por el covid. Es que el ex gobernador era el factor aglutinante del Frente Progresista y operaba como dique de contención, en tanto posible candidato competitivo en 2023, para que el sector mayoritario de la UCR no provocara la ruptura que deseaba.
Fallecido el dirigente socialista, el radicalismo NEO, comandado por Maximiliano Pullaro y Felipe Michlig armó sus valijas y se mudó a Juntos por el Cambio. La buena performance de esta corriente en las PASO terminó de consumar el divorcio, al armar un bloque propio de diputados provinciales, bajo la escudería nacional de Martín Lousteau: Evolución.
Este fractura expuesta sacudió las piezas que estaban sobre el tablero y entonces ahí el oficialismo se metió por la fisura y logró llegar a un consenso con lo que quedó del Frente Progresista, bancada de un tamaño legislativo lo suficientemente importante como para garantizar la aprobación de uno de los proyectos.
El bloqueo de esta iniciativa obedecía, claramente, a motivos políticos. Legítimos y legales, desde ya. La otra propuesta, de la que se habla sugerentemente poco, es la que dispone la transformación de la empresa Santa Fe Gas y Energías Renovables en Santa Fe Redes, una Sociedad Anónima de Participación Estatal Mayoritaria (SAPEM) con facultades para participar en todos los segmentos del negocio de las telecomunicaciones, incluida la prestación del servicio domiciliario de internet. Como ya se dijo aquí, y es bastante obvio, este proyecto eriza la piel de las compañías cableoperadoras, desde pymes y cooperativas de pequeñas localidades hasta el multimedios Clarín.
Pese a que no se diga en voz alta, este punto estuvo (muy) presente en las negociaciones que desembocaron en la aprobación del endeudamiento. Las brujas no existen, pero que las hay, las hay.