Ya quedó largamente demostrado que los pronósticos, estimaciones, cálculos y proyecciones en la previa de una jornada electoral pueden fallar. Sin ir más lejos, los resultados de las PASO de este año dan cuenta de ello. No obstante, es posible puntualizar algunas miradas coincidentes en todos los cuarteles políticos de cara al domingo.
Los operadores de las opciones electorales más voluminosas aseguran al unísono que la asistencia del 14N será sustancialmente superior a la de septiembre. Los argumentos para esa aseveración son varios. Para empezar, siempre entre las primarias y las generales hay un aumento de concurrencia. Pero ahora, además, se espera que el tránsito por las escuelas sea mucho más rápido, y en consecuencia, la gente tenga menos razones para escaparle al voto. Los protocolos covid más laxos y la menor cantidad de candidatos en las boletas explican esta teoría.
Hay también unanimidad en las distintas tribus que en esa masa de electores está puesta buena parte de los esfuerzos del Frente de Todos, que corre a Juntos por el Cambio desde largos 10 puntos atrás, de acuerdo al resultado de las PASO. Claro que la alianza opositora no desatiende esa pecera, pero supone que con mantener la virulenta línea discursiva anti K alcanzará para contener el voto propio y sumar algo más, lo suficiente para ganar con cierta holgura e incluso estirar la diferencia.
Sin embargo, en las dos tiendas de campaña más poderosas señalan -por lo bajo, en este caso- que el escenario más probable es que la distancia entre JxC y FdT sea varios puntos menor a la de las primarias, pero en ningún caso que eso ponga en riesgo la llegada de Carolina Losada y Dionisio Scarpín al Senado.
Si el veredicto de las urnas finalmente fuera ese, comienza el análisis de la distribución geográfica de la elección. Si el peronismo ganara en Rosario y la diferencia a nivel provincial fuera no tan amplia, Marcelo Lewandowski y Omar Perotti podrían decir, no sin razón, que el peso mayor de la derrota recae en el atribulado oficialismo nacional, ante una previsible caída a escala país.
Todo lo dicho en estos párrafos, valga la insistencia, puede caer en saco roto el 14N. Porque, felizmente, los votos se cuentan de a uno.