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Dilemas de los tiempos que corren: disparadores para el debate

— Ricardo Mascheroni

LUNES 17 DE ENERO DE 2022

Estamos atravesando un tiempo muy difícil, confuso y con una gran incertidumbre sobre el porvenir, lo que genera desorientación y desesperanza, agravado por la prédica de los profetas del odio, que siguen queriendo pescar en ríos revueltos.

Son momentos para que las ideas fuerzas y la ideología desplieguen sus alas orientadoras y esclarecedoras sobre el presente y su devenir.

A la par de ello podemos observar que salvo honrosas excepciones (la Vicepresidenta, con su prudente e inteligente silencio, Moreau, Santoro y pocos más) el campo popular se ha ido quedando sin ajedrecistas de fuste, puede haber “dirigentes” más o menos importantes o más o menos exitosos electoralmente, pero no hay pensadores que seriamente estén analizando el tablero del futuro en todas sus variantes y complejidades, para potenciar sus fortalezas y minimizar sus debilidades.

Hay orfandad de pensamiento o de pensadores, que anticipen las jugadas, que arriesguen aunque se pueda perder, que orienten a las mayorías hacia un objetivo común y que le den contenido y continente a las aspiraciones del conjunto.

Me daría la impresión que más allá de la buena voluntad, todo se limita a lo coyuntural y seguir pateando para delante y las urgencias de la pandemia a la par de la deuda heredada de Macri, tampoco ayudan al abordaje de estas complejidades.

¿Alguno sinceramente cree que con el discurso o la acción solidaria, asistencial o clientelar, se van a superar los grandes desfasajes y desequilibrios sociales y económicos? ¿Que con el aumento de la producción, el trabajo o la eficiencia, se logrará ayudar a superar la dura cuesta de los que cada día están más sumergidos?

Pensarlo realmente es de una ingenuidad supina, cuando no suicido político que abre caminos a más frustraciones colectivas. A lo sumo alcanzará para prolongar el tiempo de descuento de la sobrevivencia, de los que casi todo lo han perdido, hasta las ilusiones.

No creo que haya mala fe en aquellos que se reivindican como populares cuando dicen estas cosas, si la hay en aquellos que provocaron la catástrofe que vive el planeta y que tienen clara conciencia de lo que han hecho y que van a seguir haciendo.

Estos últimos, son jugadores de toda la cancha y ajedrecistas consumados, la tienen clara y en ello radica su poder, sus acciones coherentes y permanentes no dejan dudas, lo que les ha permitido mantenerse siempre en la cúspide, acumulando fortunas obscenas y manteniendo en cierta tranquilidad a las mayorías que desconocen su trágico destino final.

Tan es así que el magnate norteamericano Warren Buffet, se atreve a decir: “Hay una guerra de clases, de acuerdo, pero es la mía, la de los ricos, la que está haciendo esa guerra, y vamos ganando”.

¿Quién desde el campo popular es el Cid Campeador que los conduce a una victoria necesaria y posible? ¿Cuál es el conductor de masas que las nuclea en torno a su bandera y les devuelve la alegría de combatir por un futuro venturoso?

¿Dónde están los comandantes que con sus proclamas encendidas muestran el camino y señalan a los responsables de sus miserias, que los hay y que no se esconden en sus torres inalcanzables de marfil, sino que se muestran, porque son conscientes de su poder y de su impunidad? A los que hay que derrotar para salir de la neo esclavitud a la que se han visto sometidos.

Como dice la máxima antigua: “Nunca hay vientos favorables para los que no saben a dónde van”.

¿Dónde están los Gandhi del presente, que movilizan a millones para que sin violencia se planten frente al poder de las corporaciones y sus representantes, que cada día acumulan más y más riqueza, retroalimentando su poderío injusto y corruptor?.

¿Cómo se le explica a un trabajador, que trabajando todo el día, está cada vez más bajo en la línea de pobreza, cuando desde las esferas oficiales se les dice que a más trabajo, habrá más posibilidades de superar la difícil situación en la que los han metido?

¿Quién los anima y organiza, en esa lucha trasformadora del status quo inequitativo y perverso?

El incremento de la violencia y los hechos delictivos son una consecuencia de esas carencias, que no se solucionarán con más policías, ni tecnologías de control social, menos con los discursos que auguran la apertura de nuevos establecimientos carcelarios, mientras muchos niños no tienen bancos en las escuelas, a menos que presenten recursos de amparo.

¿Cuándo les van a explicar a las familias argentinas el porqué de que su canasta alimentaria decae en calidad y cantidad? Mientras unos pocos se llevan de la misma la parte del león en sus negocios en el mercado internacional y además evaden todo lo que pueden. A estos les cabe lo dicho por Mark Twain: son los que siempre “quieren hacer la mayor cantidad de dinero los más rápido posible, de manera poco honrada en lo posible y honradamente si no queda más remedio”.

Nadie se pregunta dónde estarán los gurúes del pueblo, para que esclarezcan sobre el mundo post pandemia, que seguramente será distinto y más cruel.

Me pregunto y pregunto, ¿alguno cree que aumentando los saldos exportables de mayor cantidad de productos con más valor agregado, se corregirán las desigualdades estructurales que se padecen en muchos países como el nuestro?

Muchos países de África han exportado diamantes y oro en cantidades exorbitantes y sus pueblos apenas si sobreviven, que alguien lo explique.

Los poderosos del mundo tienen cientos de miles de think tank (tanque de pensamiento), que planifican y se anticipan a todos los movimientos y se desenvuelven en todos los escenarios del quehacer humano, ¿dónde están los del campo popular, o cuando menos los comités libertarios que educaban e insuflaban conciencia sobre la necesidad de la lucha por la transformación de la sociedad?

Antes que a los ideólogos, hoy se prefiere o jerarquiza a los que hacen gestión, pero quién los carga de ideología a esos gestores, requisito esencial para la orientación de la misma.

Quizás uno no alcance a comprenderlo, pero en la matriz estructural de la Argentina, ¿qué ha cambiado en lo económico, en la justicia, en las comunicaciones y en otros tantos aspectos de la realidad?

La conectividad para todos presupone un cambio de paradigmas o de orientación, o el contenido de dicha comunicación lo seguirán imponiendo aquellos sectores cartelizados en contra de lo nacional, popular y democrático.

Evidentemente usted se dará cuenta que en el presente se exponen más dudas y vacilaciones que soluciones, pero sin perjuicio de ello, también es necesario que las mismas sean analizadas profunda y seriamente por aquellos que tienen por la voluntad popular, el destino de todos los argentinos.

 

* El autor del artículo es docente y columnista del programa Entre Mate y Mate, que se emite los sábados en la mañana de LT9. 


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