Desde Miguel Ángel hasta los Monty Python, las representaciones culturales de Dios casi siempre lo han mostrado como un venerable anciano caucásico de barba blanca. Pero la visión íntima del Creador, la que cualquiera es libre de imaginar, puede ser muy distinta. ¿De verdad la gente visualiza a Dios como el hombre mayor, a veces temible, que muestran el cine o las ilustraciones?
Un equipo de psicólogos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill ha utilizado una nueva técnica para reconstruir la cara de Dios a partir de las representaciones que del mismo se hacen 511 cristianos estadounidenses... y el resultado es sorprendente. La gente imagina un rostro más joven, más femenino y menos caucásico de lo que sugiere la cultura popular. Y lo más interesante es que proyecta en él algunas de sus características personales, desde su propio aspecto físico hasta sus ideas políticas.
Los investigadores mostraron a los participantes en el estudio cientos de pares de rostros que variaban aleatoriamente. Entre ellos, debían seleccionar qué cara de cada par se parecía más a cómo imaginaban a Dios. Al combinar todas las caras seleccionadas, los científicos pudieron armar una «cara de Dios» compuesta que reflejaba el imaginario de todos y cada uno de los voluntarios.
Sus resultados fueron reveladores, ya que Dios aparecía más joven y femenino y menos caucásico de lo que sugiere la cultura popular. De hecho, estas percepciones tendieron a depender en parte de la afiliación política de los participantes. Los liberales tenían una idea de Dios más femenina, joven y amorosa que los conservadores. Estos preferían imaginar una divinidad más caucásica y poderosa.
"Estos sesgos pueden surgir del tipo de sociedades que los liberales y los conservadores quieren", sugiere Joshua Conrad Jackson, autor principal del estudio. "Investigaciones anteriores muestran que los conservadores están más motivados que los liberales para vivir en una sociedad bien ordenada, una que estaría mejor regulada por un Dios poderoso. Por otro lado, los liberales están más motivados para vivir en una sociedad tolerante, que estaría mejor regulada por un Dios amoroso", señala.
Alguien atractivo
Las percepciones de las personas también están relacionadas con sus propias características demográficas. Los más jóvenes creían en un Dios más joven. Las personas que se veían a ellas mismas más atractivas físicamente también creían en un Creador más atractivo. Y los afroamericanos creían en uno con un color de piel más oscuro y unos rasgos más parecidos a los suyos.
"La tendencia de la gente a creer en un Dios que se parece a ellos es consistente con un sesgo egocéntrico", indica el profesor Kurt Gray, autor principal del estudio y profesor de psicología en la Facultad de Artes y Ciencias en Chapel Hill. "La gente a menudo proyecta sus creencias y rasgos sobre los demás, y nuestro estudio muestra que la apariencia de Dios no es diferente: las personas creen en un Dios que no solo piensa como ellas, sino que también se parece a ellas".
Curiosamente, sin embargo, los voluntarios no mostraron un sesgo egocéntrico sobre el género. Hombres y mujeres creían en un Dios igualmente masculino.
Según explican los investigadores en la revista PLOS ONE, estos resultados también hablan del amplio alcance de las diferencias religiosas: incluso las personas de la misma nacionalidad y la misma fe parecen pensar de manera diferente acerca de la apariencia de Dios.
Fuente: ABC.