No todo es color de rosa a la hora de armar un espectáculo deportivo de envergadura internacional. Un Mundial por ejemplo. Más allá de que la organización pueda cubrir todas las necesidades, hay situaciones inesperadas que no tienen resolución, al menos desde una Asociación o Confederación.
Lo cierto fue que, a menos de 48 horas del inicio del Mundial de futsal que se disputa a todo ritmo en Misiones, Pakistán tuvo problemas con sus visas ya que la Cancillería Argentina las denegó y deportó a los jugadores que llegaron a Ezeiza (siete ya habían sido retenidos en Dubai).
Desde el plantel pakistaní, todo se tomó con sorpresa y desolación. Más allá del dinero invertido para participar, estaba la ilusión deportiva de competir en el 12° Mundial de Futsal y todo empezó a desmoronarse cerca de su tierra, en los Emiratos Arabes, donde la mitad del equipo ya había sido bajado del avión.
Un jugador del plantel se comunicó con medios especializados argentinos minutos antes de regresar y expresó: “Soy jugador de Pakistán, estamos en Argentina pero no nos dejan ingresar y nos deportan en menos de una hora”.
Desde la Cancillería Argentina no hubo mayores explicaciones y sólo reconocieron “Es un tema de seguridad nacional”.
Los gobiernos de Argentina y Pakistán establecieron relaciones oficiales en 1951, bajo el gobierno de Juan Domingo Perón, aunque recién en 1983, en la transición hacia la Democracia, se firmó el primer acuerdo de renombre. En 2012 incluso, como conmemoración del 60° aniversario de la amistad entre los países, se inauguró la Plaza de Pakistán en el barrio porteño de Palermo. Un año después, la Argentina fue distinguida por Pakistán 'en virtud de la ayuda humanitaria prestada por nuestro país, a través de la Comisión Cascos Blancos', por una donación de pastillas potabilizadoras. Pero esta vez, por “seguridad nacional”, no hubo tregua.
Fuente: Olé Deportivo.