Asombrar, ya nada asombra. Más todavía cuando se habla de los privilegios que suelen tener algunos presos en determinadas cárceles. Tener un celular dentro de una celda suele ser la norma. El Servicio Penitenciario Bonaerense incautó cerca de 53 mil en los dos últimos años en los penales provinciales. Sin embargo lo descubierto por efectivos de Gendarmería en el Complejo Penitenciario Federal NOA III de General Güemes, en Salta, superó lo hasta ahora conocido.
Un jefe narco, Marcos Antonio Sanguinio, tenía instalada en su celda una línea telefónica fija desde la cual seguía organizando el tráfico de marihuana y cocaína de su banda.
El hallazgo determinó que los responsables de la unidad penal y varios penitenciarios a cargo de controlar el pabellón estén bajo investigación y sumario interno.
Fuentes del Servicio Penitenciario Federal, a cargo de Emiliano Blanco, reconocieron a Infobae que lo descubierto en la celda del capo narco era uno de los aparatos de comunicaciones con "chips" que se instalan en el penal para que los detenidos se comuniquen con sus familiares y abogados, pero que "evidentemente lo arrancaron y lo instalaron en la celda".
Por su parte, voceros del Ministerio de Justicia de la Nación bajo Germán Garavano y del cual depende el SPF aseguraron que "en cuanto llegue el sumario, que ya se está elaborando, la Dirección de Asuntos Internos investigará el tema. Acá hay que determinar si ese teléfono iba y venía de la sala donde está instalado a la celda, si estaba allí todo el tiempo, y si los celadores recibieron sobornos por parte del delincuente que organizaba la distribución de drogas a través de su mujer".
El taxi de "Doña Matilda"
La banda que comandaba Sanguinio desde el "teléfono narco" del penal fue desbaratada el sábado 17 de agosto en un operativo llevado adelante por Gendarmería. Su caída comenzó cuando en un control a cargo de la fuerza se detuvo a un Volkswagen Gol que funcionaba como "taxi" y que era conducido por "Doña Matilda", una ciudadana boliviana, y su acompañante, de nacionalidad argentina.
Más tarde se determinó que la supuesta titular del taxi era la mujer de Sanguinio, preso en Güemes pero en el marco de otra causa, en la que diez días atrás había sido detenido por traficar panes de cocaína y marihuana y que tenía como destino varios bunkers y puntos de venta ubicados en la zona sur de Salta.
Como suele ocurrir en estos casos, los nervios de "Matilda" y su compinche las delataron. Una sencilla inspección al Gol derivó en el secuestro de 2 kilos de cocaína ocultos en una mochila. El hallazgo terminó con el allanamiento a las viviendas de las mujeres. En la casa de la pareja de Sanguinio encontraron otros 6,5 kilos de polvo de cocaína de alta pureza.
Cuando los peritos analizaron el celular de "Matilda", advirtieron que el número más activo correspondía a la línea telefónica fija en el penal de Güemes.
Sin aviso previo, Gendarmería allanó el penal y descubrió dos cosas.
La primera fue que el teléfono no se encontraba junto al resto de los aparatos similares. La segunda, que estaba instalado sobre la cama de Sanguinio, cubierta con una sábana de color crema y flores amarillas, rojas y verdes. En el expediente consta que el transporte de la droga, la logística para el traslado y el contacto con los posibles vendedores fue coordinado por el líder de la banda desde su propia celda y utilizando el teléfono provisto por el Estado. Cuando Gendarmería allanó la celda, los guardiacárceles faltaron a la verdad. Dijeron que el teléfono "solo servía para comunicaciones internas".
El aparato, que funciona mediante tarjeta SIM, ahora es el centro de una segunda investigación para identificar a los miembros del Servicio Penitenciario Federal que, "por acción u omisión, son responsables" del insólito caso descubierto en el penal, según confiaron a Infobae fuentes del Ministerio de Justicia de la Nación. La PROCUNAR, el área de la Procuración dedicada a investigar delitos de narcotráfico, también participa del expediente.
Fuente: El Once