La educación en los tiempos de aislamiento social obligatorio se puede transformar en una tarea difícil para los maestros, los padres y por supuesto para muchos alumnos que deben cumplir con sus tareas en un contexto muy diferente al de las aulas de la escuela.
Para que el aprendizaje no se vea interrumpido hubo que adaptarse a las nuevas tecnologías, pero no todos los hogares cuentan con Internet, o si los tienen no todas las conexiones son satisfactorias.
Esto es lo que ocurre en la casa de una niña que fue noticia estos días. Su nombre es Joaquina Heguiabere y vive en el paraje Don Cipriano, en el cuartel VII del distrito de Chascomús, a unos 30 kilómetros de la ciudad. La nena tiene 11 años, siempre asistió a la escuela rural 20 y es la protagonista de una historia de superación: como no hay señal en la zona, ella se sube a un molino que queda a tres cuadras de su casa. Es el único punto en el que encontró internet para conectarse. Siempre va allí con alguno de sus padres.
“Me subo tres o cuatro veces por día, unos 15 minutos. Mando y recibo audios y hago la tarea“, contó Joaquina y posó frente al otro personaje importante de su historia, el molino. También explicó al periodista Federico Wiemeyer durante la entrevista que su día empieza bien temprano, entre las 6 y las 8, cuando empiezan los primeros contactos con la escuela.
Marcelo y Analía, sus padres, aseguraron muy orgullosos, que la nena es muy responsable. Joaquina también es un ejemplo en su paraje y son muchos los chicos que, aunque no cuenten con Internet, hacen lo imposible para seguir estudiando.
Fuente: Vía País