La rueda de prensa en la que su equipo médico informaba sobre el estado del presidente Brasilero y su alta médica, fue interrumpida por el propio Lula, que apareció en el auditorio de sorpresa ya vestido y listo para abandonar el hospital, pero usando un sombrero Panamá para, según admitió, ocultar el curativo por causa de su vanidad.
El mandatario hizo una corta declaración para agradecer por los cuidados, admitir que se asustó cuando se enteró de la cantidad de líquido (sangre) derramado en su cabeza y avisar que está listo para trabajar y retomar sus actividades como presidente.
Roberto Kalil, jefe médico que lideró el procedimiento de intervención y cuidado del mandatario, aclaró que el líder podrá retomar sus actividades normales como presidente, pero que tendrá que trabajar moderadamente al menos por los próximos 60 días y que tendrá totalmente restringidas las actividades físicas.