La caída del poder adquisitivo de los salarios –dado por un incremento de precios superior a los incrementos salariales- es una realidad que afecta al amplio conjunto de trabajadorxs y repercute de manera directa en el consumo. Para observar esto debemos, por un lado, atender a la variación de los ingresos y por otro la variación de los precios en igual período.
Desde el punto de vista de los ingresos, hemos tomado como indicadores tres ingresos establecidos a nivel Nacional: Asignación Universal por Hijo, Jubilación Mínima y Salario Mínimo Vital y Móvil. En promedio, los ingresos nominales de los distintos grupos crecieron un 111% en los últimos tres años, siendo la AUH la que más creció y la jubilación mínima la que menos.
Por el lado de los precios, el incremento en el nivel general de precios durante el 2018 ya ha alcanzado, según nuestras mediciones, la meta establecida por el Gobierno Nacional, mientras que para los organismos oficiales nacionales se encuentra en 11,9, y para la provincia de Santa Fe alcanza un 12,8 el incremento en el nivel de precios para el total de la canasta.
Así, el Índice General de Precios al Consumidor calculado por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos de la Provincia de Santa Fe muestra un acumulado desde Mayo 2015 hasta Mayo 2018 del 127%. Para nuestro centro de estudios, el acumulado en dicho periodo para Alimentos y Bebidas se encuentra por encima del 100%.
Para observar como varió la capacidad de compra de los trabajadores, en el informe se muestra un listado de alimentos y bebidas, que presentan una variación en su precio por encima de los ingresos antes observados, por lo que los distintos tipos de ingresos pierden su capacidad adquisitiva. En otras palabras, permiten al beneficiario de los mismos una menor posibilidad de compra en términos de cantidades.
A modo de ejemplo, podemos mencionar el caso de la yerba que tuvo un incremento del 159% en estos tres años, con lo cual el poder adquisitivo de la jubilación mínima y del Salario mínimo vital y móvil se redujo en un 22% y 23% respectivamente.
Si analizamos en caso de la leche, este producto sufrió un aumento de casi el 200% en los últimos tres años, por lo que lxs jubiladxs que cobran la jubilación mínima pueden comprar un 33% menos leche que lo que lo podían hacer hace 3 años. Otro ejemplo, puede ser la paleta donde hoy la familia beneficiaria de la Asignación universal por hijo puede comprar un 10% menos cantidad de paleta que lo que lo hacía hace tres años atrás.
Para acceder al informe completo: http://www.cedebh.com.ar/index.php/publicaciones/otras-publicaciones/99-el-poder-de-compra-de-los-trabajadorxs-junio-2018