Es guerra declarada de aranceles que tiene al mundo de la economía en vilo. Estados Unidos aplicó tasas de importación por 200.000 millones de dólares a las productos chinos. China contestó con una medida similar por 60.000 millones, aunque dejando la puerta abierta a un eventual y futuro acuerdo comercial.
Estados Unidos teme a China, a sus avances hacia una supremacía comercial que determinaría el fin de la hegemonía estadounidense ya seriamente comprometida.
Ante este más que probable escenario surgen interrogantes sobre el país asiático, sobre cómo se va a posicionar frente al mundo y cómo el mundo se va a posicionar ante él y pregunta no menor, ¿qué es China, este “planeta desconocido”?
Su posible liderazgo mundial hace surgir el temor que se pase de un imperialismo a otro, del estadounidense al chino, más difícil además de descifrar, sin embargo China no parece aspirar a ejercer un dominio al estilo occidental. Su historia milenaria y estructura cultural no lo prevén. China por ejemplo “no va a ser gendarme internacional… ni va a meterse, presionar o cuestionar a otros regimenes”, de hecho negocia con países musulmanes, cristianos, capitalistas, socialistas, ex socialistas, con ideas y estructuras diferentes a las chinas. También está claro que como contrapartida no va a aceptar que “se cuestione su integridad territorial o su punto de vista como sistema”, afirma Maya Alvisa Barroso, licenciada en culturas orientales, docente universitaria y experta en historia, política y cultura de China.
Entrevistada en el programa Atlas Internacional*, la Lic. Barroso puso el acento sobre el respeto que tiene China a los cinco principios de la coexistencia pacífica, bases para unas relaciones internacionales centradas en el comercio y “desideologizadas”, pensando en un mundo multipolar abierto, competitivo, más cooperativo y coordinado. Consciente de los temores que surgen a su alrededor, el país asiático apunta a un equilibrio y a una estructura renovada del sistema internacional aplicando el “win-win”, es decir el “todo ganamos”.
Basándose en la filosofía del Yin y Yang, los opuestos que conforman la unidad, la cultura china maneja sin problemas las contradicciones, con lo cual el país con un gobierno comunista puede navegar en las aguas del capitalismo. Estando en la etapa inicial de la construcción del socialismo y de una sociedad igualitaria, utiliza las herramientas del capitalismo, más aptas que las que utilizó la Unión Soviética, para ser más eficientes en la producción, generar riqueza para formar una sociedad “modestamente acomodada” y con pobreza cero.
Son paradigmas de pensamiento distintos y que es necesario entender, como es necesario entender toda otra civilización que no sea la occidental. China está abriendo centros alrededor del mundo, los Institutos Confucio, para dar a conocer distintos aspectos de su cultura, de la que tienen una alta valoración, así como valoran la independencia en sus asuntos internos. En los Estados Unidos estos centros están siendo cerrados bajo acusación de difundir el comunismo, cuando su labor es parecida por ejemplo a la de una Alianza Francesa o una Dante Alighieri creadas para difundir la cultura de los dos países, Francia e Italia.
Barroso, afirma a contrascorriente de los Estados Unidos, que por la magnitud de este país y el poder que eso significa, más sus necesidades en gran escala, es absolutamente necesario estudiar la cultura y el pensamiento chino en todos sus aspectos. “Si tenemos la habilidad de tomar su palabra” (la de China en lo que respecta las relaciones internacionales y las ventajas comerciales) “y ejercer nuestra habilidad… para negociar con conocimiento del caso, buscando nuestra ventaja, no habrá peligro. Si negociamos con China desde nuestra soberbia o ignorancia arriesgamos a que (esta gran potencia) se nos pase por encima y el problema no sería China, sino nuestra soberbia o ignorancia”.
*Atlas Internacional se transmite en vivo desde el Complejo Cultural Atlas de Rosario para FM9, 105.5 de Santa Fe y para Radio Ciudad de Venado Tuerto.