La vida de Adelma no ha sido nada fácil: de sus siete hijos, uno murió por una enfermedad cuando era muy pequeño, y el mayor, Jorge Luis Sisterna, murió a los 20 años en combate en la guerra de Malvinas. Fue cabo segundo de la compañía de Ingenieros Anfibios. Aunque su muerte fue el 6 de junio de 1982, hace dos años pudieron identificar sus restos y Adelma pudo atravesar realmente su duelo.
Siempre partícipe en las fechas patrias con veteranos y familias de caídos en Malvinas, este año Adelma desfiló como abanderada al tener el mejor promedio de la escuela satelital.
Hace 10 años es viuda, y ayuda en la crianza de dos de sus nietos: Fernando de 13 años, y Thiago de 10. Adelma quería ayudarlos con las tareas e incentivarlos en su educación, pero ella misma apenas podía leer y escribir.
Es por eso que, a principios de este año, se anotó para terminar la escuela primaria, con invitación de la docente Mirta Cáceres. Gracias al apoyo de su familia le es posible asistir a las clases en la iglesia San Camilo de 19 a 22. Aprovecha el tiempo de la siesta para estudiar y hacer las tareas, y reconoció que tiene facilidad para las matemáticas, aunque no así para lengua donde debía estudiar las reglas ortográficas.
Acompañada por su infaltable bastón, Adelma fue abanderada por su mejor promedio en el aula satelital Núcleo 10, y comenta que tiene una muy buena relación con el grupo de clase. Por su promedio recibió también un reconocimiento del Concejo Deliberante de Orán.
A sus 80 años, Adelma Méndez es un ejemplo de vida para toda su familia, pero también para quienes escuchan su historia, para quienes piensan que es demasiado tarde para regresar al estudio o cumplir sus metas.