Con los resultados de las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias ya sobre la mesa, es válido arriesgar algún punteo interpretativo del escenario político delimitado este domingo por la voluntad popular.

La alianza entre el PRO y la UCR nuevamente demostró que es un espacio político con una base electoral notable en Santa Fe, ensanchada ahora por la incorporación de un segmento importante de radicales recién emigrados del Frente Progresista. La performance de Maximiliano Pullaro, que todavía discute el primer puesto con Carolina Losada, exime de mayores comentarios.

Esa franja poblacional que vota a la coalición Juntos se caracteriza mayormente por su furioso antikirchnerismo. Así lo indica el hecho de que las tres listas más votadas de esa interna basaron su campaña en la elaboración de mensajes que competían entre sí por su virulencia hacia la figura de la vicepresidenta. Y, en efecto, la oferta menos ofensiva en ese sentido, encabezada por José Corral y Roy López Molina, quedó relegada al último lugar.

Ello no implica que el macrismo de extrema pureza en sangre haya resultado beneficiado. El hasta ahora jefe del PRO en Santa Fe, Federico Angelini, quien recibió el aval explícito del ex presidente, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, se tuvo que conformar con la tercera ubicación en la PASO de su espacio. El radicalismo, en sus diversas vertientes, pasa a comandar la alianza y ya se proyecta hacia 2023 con la ambición de comandar la Casa Gris luego de largas décadas.

Con esos elementos es posible llegar a una conclusión, muchas veces discutida durante la hegemonía del FPCyS: el votante radical de corte progresista es claramente una minoría. Al menos en Santa Fe. La deriva del FAP, reducido a un lugar testimonial y con la única expectativa de ubicar a Mónica Fein en la Cámara de Diputados de la Nación, es sumamente reveladora en ese aspecto.

El peronismo, por su parte, sufrió el voto castigo al gobierno nacional y quedó a una distancia extremadamente difícil de recortar en las generales, si el objetivo sigue siendo la disputa por el premio mayor. Pero hacia su interior, Omar Perotti puede dibujar una sonrisa en el rostro: aplastó el desafío de Agustín Rossi y Alejandra Rodenas, ganó en todos los departamentos y se impuso también en la pelea intestina en la categoría de concejales en las dos principales ciudades.

Para el rossismo, y con el diario del lunes, la decisión de su líder significó pura pérdida. A lo ya dicho debe contabilizarse que su performance, de alrededor de 10 puntos, supone también que una parte no menor del voto kirchnerista, su principal fuerte electoral, se le escurrió entre las manos. La duplicación de voluntades ciudadanas en favor de la sociedad Perotti-Cristina en la categoría de Diputados deja a María Luz Rioja, dirigente de ese sector, en riesgo de ubicarse en el sexto lugar de la lista. Se verá en el conteo definitivo.

Marcelo Lewandowsky, finalmente, se verificó como un candidato con potencial interesante. Es de esperarse que en los próximos dos meses se pegue a la figura del gobernador para hacerse más conocido fuera de Rosario, en una campaña con visos de provincialización absoluta, si se palpan los vientos que soplan en el país. Y, en paralelo, cruzará los dedos para que la polarización haga el resto.

El pueblo argentino, con la provincia de Santa Fe y sus particularidades incluida, otra vez se expresó masivamente en las urnas. Con la letalidad que lo caracteriza. En noviembre emitirá la sentencia definitiva e inapelable.