El fútbol tiene frases y axiomas que le dan una identificación muy particular a la hora de definir situaciones que solo existen en el juego, es decir en la cancha. Cada protagonista manifiesta desde el condicionamiento que dan los resultados sus explicaciones basadas en la experiencia vivida en el rectángulo de juego. Y allí surgen esas frases que en muchas oportunidades están repletas de lugares comunes para defender una postura tanto en el triunfo como en la derrota. Es propio de este hermoso deporte. Es un sello que lo distingue. Y muchos debates reflotan permanentemente esos axiomas.
Pero en otros casos las reacciones de los protagonistas escapan a esa "regla" y sus respuestas tratan de desviar el foco de atención de lo que se pregunta y sus reacciones se emparentan con lo grotesco. Eso ocurrió en la conferencia de prensa que brindó el director técnico de Unión, Juan Manuel Azconzábal, luego de la derrota de su equipo ante Estudiantes de La Plata. Nuestro compañero de Deporte 9, Claudio Virgolini, con un correcto análisis de lo ocurrido, preguntó sobre los aspectos negativos que derivaron en el resultado obtenido y el técnico lejos de responder lo preguntado acusó a Claudio de solamente aparecer en los momentos de derrota de Unión para realizar su interrogatorio. Situación totalmente inexacta y que además no requiere del más mínimo análisis. Nuestro compañero con absoluto tacto periodístico y profesional mantuvo el diálogo con altura y llevó el análisis a lo estrictamente futbolístico donde el técnico también pareció confundido.
Y es aquí donde debemos hacer hincapié sobre los dichos de Azconzábal. Cuando alguien abrumado por las circunstancias busca un chivo expiatorio en el mensajero es porque indudablemente se encuentra en una nebulosa de la que le cuesta desprenderse. Y el técnico rojiblanco recurrió a ello seguramente porque las respuestas concretas no las podía o puede dar. Es un signo de confusión. El equipo no le responde y más allá de la falta de un conjunto de jerarquía, él ha sido responsable directo en muchas oportunidades de acrecentar los problemas que ya tiene el equipo, con decisiones que van a contramarcha de lo que se necesita para, dentro de las debilidades y de la austeridad, encontrar un camino de confianza que identifique al plantel. Se confunde y confunde a sus dirigidos. El hecho de que no concurra público a los partidos de fútbol disimula el descontento del pueblo rojiblanco y la presión que normalmente el hincha ejerce, ahora ausente, no le da la oportunidad del responsable técnico de palpar una realidad que es complicada.
Las preguntas contundentes y concretas de un periodista, que desde su lugar profesional sí entiende esa realidad, y que se anima a indagar sobre lo que otros no indagan, descolocaron al técnico y lo expusieron a una situación incómoda que lo llevó a desviar su mensaje a un terreno que él creía más propicio.
Su verdad está en seguir trabajando a plenitud, como lo hace, pero tratando de ver una realidad que lo lleve a encontrar donde están los errores puntuales para que su equipo progrese y no decaiga. De esa forma podrá salir adelante. Sin ocultar la realidad.