Los cambios en el gabinete de Alberto Fernández despertaron buenas expectativas en el gobierno de la provincia, en particular en ministerios que tienen bajo su órbita tópicos críticos para Santa Fe. Son, en definitiva, las áreas en las que se produjeron no pocas fricciones entre la administración nacional y Omar Perotti.

No hay que ser un avezado en la materia ni contar con información privilegiada para entender el por qué de esa mirada en la gestión santafesina. En primer lugar, el hecho de que llegue un gobernador, Juan Manzur, a la jefatura de Gabinete supone un nivel de conocimiento e interpretación de las demandas de los mandatarios provinciales que, a simple vista, supera por bastante a la que tenía su antecesor.

Por otro lado, la vuelta de Aníbal Fernández al comando de las fuerzas federales de seguridad ofrece ciertas garantías en cuanto a su capacidad de gestión, más allá de las simpatías o antipatías que genere su figura en términos de opinión pública. Marca un contraste muy notorio con Sabina Frederic, quien se enredó en una insólita discusión estadística en la semana previa a las PASO, mientras Rosario se encontraba sumergida en un baño de sangre, sin que ello traiga consigo una mínima respuesta al reclamo a gritos que se exteriorizaba de la boca del propio gobernador. Ahora, la primera actividad del flamante ministro fue reunirse con Perotti.

Finalmente, el aterrizaje de Julián Domínguez también abre la posibilidad de un diálogo por las limitaciones a las exportaciones de carne, decisión que oportunamente motivó la queja provincial por una obvia razón: buena parte de los frigoríficos que se dedican a ese negocio está asentada en Santa Fe, amén de los otros eslabones de la cadena. El nuevo titular de la cartera de Agricultura y Ganadería siempre cultivó un vínculo fluido con las cámaras empresarias del sector y fue el responsable de reestablecer las relaciones políticas e institucionales con ese núcleo tras el conflicto por la resolución 125. Nada menos.

Hay algo que equipara a los tres. Poseen una experiencia indiscutible en el manejo de la botonera del Estado y una capacidad de trabajo ya verificada en oportunidades anteriores. Como subrayó varias veces Máximo Kirchner en una entrevista radial hecha el domingo: lo central es la gestión.

Que no parezca poco.