La reunión entre el flamante ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, y el ex titular de esa cartera a nivel provincial, Marcelo Sain, electrizó al sistema político santafesino, independientemente de las miradas que se tengan del hecho. Hay quienes prefirieron poner el foco de atención en el desdeño hacia Jorge Lagna. Otra opción es mensurar el espaldarazo hacia el Gobierno provincial en la encarnizada disputa contra, en palabras del actual titular de la policía judicial, el bloque de poder que gobernó Santa Fe en los últimos largos años.
El caso testigo es la causa en la que se investiga la existencia de una organización criminal dedicada a financiar actividades políticas con plata negra proveniente del juego clandestino, con ramificaciones en el narcotráfico. La declaración en modo arrepentido de Leonardo Peiti, en la que involucra a senadores del PJ, con Armando Traferri a la cabeza, pero también a un par de senadores radicales, no hace más que escalar el voltaje de esta pelea. Lisandro Enrico, campeón del antigarantismo con los ajenos, puede dar cuenta de ello.
En paralelo, la avanzada por extirpar a Sain y todo lo que lo rodea de la provincia de Santa Fe, cual tumor maligno, sigue a paso firme. Las acusaciones que pesan sobre la ahora suspendida jefa de Inteligencia Zona Sur del Organismo de investigaciones del Ministerio Público de la Acusación, Débora Cotichini, de filtrar información sensible al entonces ministro de Seguridad tendrían asidero ético si no fuera porque varios de sus impulsores, empezando por el titular del MPA, Jorge Baclini, dejó sus huellas en conversaciones telefónicas con el ex responsable de la cartera de Seguridad, Maximiliano Pullaro, en las cuales se dialogaba sobre la necesidad de postergar la detención de policías corruptos hasta luego de las elecciones.
En parte, el devenir de esta pulseada tendrá un episodio de un volumen difícil de exagerar en las elecciones generales de noviembre. Aunque en términos ideales el accionar de la Justicia no debería estar atado a los humores sociales, la correlación de fuerzas hacia el interior de los ámbitos de poder sí está vinculada, en algún modo felizmente, a la voluntad popular. Los anuncios que hará Aníbal Fernández esta semana para atender la problemática santafesina, y sus consecuencias sobre la vida cotidiana de la gente, servirán de eficaz termómetro.
Final abierto.