El parto respetado se refiere a un modelo de atención que se centra en las necesidades físicas, emocionales y psicológicas de la mujer, y que se basa en el respeto a sus derechos, su autonomía y su capacidad de tomar decisiones informadas sobre su propio cuerpo y el de su bebé.
Desde las áreas de Ginecología, Maternidad y Neonatología del Hospital provincial José María Cullen se promueve un tipo de parto humanizado que reduzca la medicalización de un proceso natural y que considere los valores, creencias, cultura y sentimientos de la mujer.
Por esto, esta mañana se realizó en el nosocomio un conversatorio sobre la ley 25.929 y los avances de su implementación.
Dicha ley se refiere a que cada persona tiene derecho a elegir de manera informada y con libertad, el lugar y la forma en la que va a transitar su trabajo de parto (deambulación, posición, analgesia, acompañamiento) y la vía de nacimiento.
El parto debe ser una experiencia feliz e inolvidable, y debe ocurrir en un marco de comprensión en el cual la embarazada pueda expresar sus miedos, deseos y expectativas para prepararse para el nacimiento. Para esto, a nivel institucional se tiene en cuenta una serie de premisas para trabajar, cuando las condiciones de salud materno-fetales lo permitan, en un proceso de parto mínimamente intervenido.
Otros aspectos que se tienen en cuenta para garantizar un parto respetado y mínimamente invasivo son el fomento del contacto cuerpo a cuerpo del bebé con la madre en el momento inmediatamente posterior al nacimiento, la ligadura y el corte oportuno del cordón umbilical (lo cual deriva en grandes beneficios a largo plazo para el bebé) y la posibilidad de líquidos y caramelos durante el momento del parto, para que las embarazadas puedan renovar energías y tener una mayor tolerancia al proceso.