Cuando el remate del Chino Luna marco el empate de Tigre, muchas ilusiones comenzaron a tambalear en el ánimo rojiblanco. Las formas, muchas veces colocan en situación difusa los objetivos que hasta ese momento están claros.
Y la manera con que el Tate igualó con el conjunto de Victoria es una de esas que confunden y que más aún aturden. Conseguir el 2 a 0 cuando faltaban 15 minutos para el final y que luego en 2 minutos el rival empate es parte del juego, pero es preocupante. Y más difícil de digerir es si en el primer minuto de descuento llega el tercer gol para coronar una sufrida victoria y el adversario logra empardar cuando el partido daba el último suspiro.
Son estados cambiantes que de positivo pasan a una negatividad casi total y que su repercusión debe ser tratada con el mayor esmero por parte del cuerpo técnico para no desviarse del objetivo.
Y para ello, los jugadores deben entender que las posibilidades siguen intactas para clasificar a una Copa. Porque más alla de los puntos perdidos en las últimas fechas, Unión mostró en el juego que está vivo y que puede y debe dar pelea hasta el final.
Una muestra cabal fue el cotejo de hoy, el cual pudo haberlo definido sin sobresaltos, porque al margen de los 3 goles, género otras situaciones óptimas, que terminó dilapidando.
Pero claro. No solo se debe ser eficaz en ofensiva sino más aún en defensa. Y hoy termino aplazado en ese rubro, por lo que acabo penando.
Reitero. Las condiciones siguen siendo prósperas para lograr el ansiado anhelo, pero el margen de error se achica y ya es hora de acertar en los dos lados. No quedar a medias.
Un cumpleaños que terminó sin la fiesta más esperada.