Las declaraciones del Director Nacional de Arbitrajes, el ex-arbitro Horacio Elizondo, reconociendo que Unión fue perjudicado en los encuentros ante San Martín de San Juan y Argentinos Jrs. tienen valor en ese reconocimiento pero además abren lugar a la polémica.
Es bueno desde el máximo nivel que haya un sinceramiento, pero también sería ideal que haya sanciones duras para los que se equivocan y correcciones que hagan los arbitrajes más confiables y precisos. Achicar el margen de error como habitualmente se dice.
Está claro que los árbitros están más expuestos con la tecnología que se utiliza en la televisión, pero esa exposición también revela gruesos errores por fallas técnicas que perjudican a unos y otros.
Es necesario que los encargados de impartir justicia estén a la altura de las circunstancias y no cometan gruesas fallas que enrarezcan resultados.
No es cuestión de pensar que se haga con premeditación y con el propósito de perjudicar pero si es necesario que haya una autocrítica severa para cambiar la situación.
También es realista aseverar que el comportamiento del futbolista argentino conspira contra los arbitrajes. Debe existir un mea culpa de los jugadores. Abarca además a los entrenadores que en muchas oportunidades tapan las derrotas con críticas a los árbitros.
Pero es indudable que los colegiados deben superar una realidad que los involucra en acciones negativas que perjudican a los equipos.
Es satisfactorio que haya un reconocimiento y se diga la verdad ante todo. Pero es imprescindible que la normalidad arbitral retorne rápidamente. Para que no haya injusticias.