Unión resignó dos puntos clave en su visita a Tucumán, teniendo en cuenta la postura pasiva que tuvo Atlético, atendiendo a su cansancio luego de su incursión por Bolivia jugando Copa Libertadores.

En ningún momento el conjunto rojiblanco tuvo la intención de presionar y de atacar con insistencia a su rival.

Un planteo timorato hizo que los tucumanos, dosificando sus fuerzas, tuvieran un partido cómodo, hecho positivo para no sufrir el desgaste.

El ingreso como titular de Rodrigo Gómez no tuvo el efecto esperado y el volante sigue sin ser influyente en el juego. Inclusive se lo nota muy liviano en su entrega.

El adelantamiento de Fragapane tampoco surtió efecto y fue muy pobre lo de Unión en ataque, con Soldano además, muy solitario para molestar a los defensores "decanos".

Los ingresos de Acevedo y Gamba no dieron el resultado esperado y el Tate se fue consumiendo en su propia impotencia. Pero lo más preocupante fue la postura amarrete del equipo, algo que no es habitual en Madelón.

Debió al menos hacer intentos por ganar el partido, lo que no garantiza la victoria, pero en el espíritu queda la grata sensación de haberla buscado.

Unión está en carrera todavía, pero cada vez se achica más el margen para clasificar a la Sudamericana. La cosecha de puntos que debía lograr en los últimos cuatro partidos que disputó para afrontar las difíciles últimas tres fechas con más chances, fue muy pobre y ahora tendrá que hacer un esfuerzo mayor para conservar la clasificación.

Además el desgaste del torneo le pasa factura a la ausencia de un equipo más provisto de jugadores que puedan reemplazar a los titulares sin que ello se note.

Esfuerzo supremo pide el hincha rojiblanco. Para ello Madelón y sus muchachos deberán ser más audaces de lo que mostraron frente a Atlético en Tucumán.