Como indica la tradición, el 1º de agosto en ayunas se deben tomar tres pequeños tragos de caña con ruda para ahuyentar los males del invierno. La bebida se prepara el Viernes Santo, se macera en la oscuridad y después del 1º de julio se empieza a embotellar, dicen los expertos.
En cuanto a los precios, la botella de 250 cc cuesta 90 pesos, y 300 pesos la botella de litro en promedio. Se toman tres sorbitos en ayunas y también algunos aconsejan seguir tomándolo durante todo el mes, pero tienen que guardar un sorbito para el 31 de agosto tirarle a la Madre Tierra, a la Pachamama.
La tradición de la caña con ruda tiene origen en los guaraníes. De acuerdo a los cronistas de Indias, en el mes de agosto de todos los años se producían grandes lluvias que junto al frío estacional, provocaban enfermedades epidemiológicas que llegaban incluso a diezmar las aldeas.
Los nativos para combatir los males recurrían a sus chamanes que elaboraron un remedio consistente en mezclar hierbas con licores, del cual debía beberse un trago al comenzar la estación de las lluvias chaqueñas. Originalmente se utilizaban licores fabricados con chañar, patay, tunas o algarroba, a los que se les agregaba la contrayerba o hierbas medicinales.
Con la llegada de los europeos los componentes se "modernizaron" hasta como lo conocemos hoy en día. Con la introducción del cultivo de caña para la fabricación de azúcar, en la época de la colonización española, se empezó a producir paralelamente el aguardiente de caña. A esto se le agrega la llegada de la ruda en América cuyas capacidades medicinales no pasaron desapercibidas utilizándose la ruda macho contra parásitos y malestares estomacales. También era usada para calmar el ardor y la irritación de picaduras de bichos y alimañas.
Luego el imaginario guaraní le fue adosando propiedades y virtudes tanto a la planta como a la bebida misma. De allí se derivó una creencia popular que considera a la ruda como un conjuro contra la envidia ajena y la mala suerte, por lo tanto, la bebida es considerada para «espantar los males del invierno».