El Chupacabras está de vuelta, en acción, y con consecuencias tan inexplicables que no dejan de sorprender a propios y ajenos. La precisión de los cortes, el estado del animal que parece no descomponerse, la ausencia de carroñeros, son algunas de las tantas curiosidades que tienen en vilo a la localidad catamarqueña de Ciudad de la Paz donde ocurrió el hecho.
Todo iba tranquilo en el campo de Ariel Sorribes, cuando el conteo de los animales no daba el número correcto. “Falta una, Ariel”, dijo el peón. La búsqueda se extendió un largo rato y a plena luz del día. El animal brillaba por su ausencia, y al mismo tiempo no daba señal de vida, hasta que… la encontraron mutilada debajo de un árbol.
“La encontró el peón. Le sacaron toda la ubre, la vulva, el ano, los ojos, la lengua, y los músculos maxilares. Pero es llamativo la precisión de los cortes, parecen hechos por láser. Nadie puede hacer un corte tan perfecto con un bisturí, además todas las heridas parecen selladas”, aseguró el productor.
Pero las rarezas no terminan ahí. En la escena del crimen, no hay rastros de sangre, complicando aún más las tareas de cualquier división criminalística forense catamarqueña.
“Hay cosas más raras aún, por ejemplo, ningún carroñero se acerca al cuerpo del animal. Nada eh, nada de nada. Ni un carancho, ni buitre, nada. Encima, parece que la carne no se descompone y está todo intacto”, comenta el productor y agrega: “Además de todo eso, cuando el peón le quiso sacar más fotos, se le apagó el celular. Él pensó que era la batería que se le había terminado, pero no. Después vino una profesora de una escuela que está cerca, porque quería filmar a la vaca, y tampoco le anduvo el celular”.
Y continuó: “No puedo explicar qué es lo que pasa. Es como si fuera un campo magnético, o algo que impide sacarle fotos. Por suerte el peón pudo tomarle algunas antes de que se le apague el teléfono”.
“Para casos similares, el Senasa ha dicho que es obra del ratón hocicudo, pero es imposible eso. Ellos no pueden decir que no saben qué pasa, y es entendible, pero un ratón no puede hacer eso nunca”, explicó Sorribes.
Cuando uno escucha este tipo de hechos, lo primero que piensa es que se trataba de un animal que ya estaba enfermo, que no se cuidó con tiempo, que no fue vacunado, y demás cuestiones sanitarias.
Sin embargo… “en las fotos van a poder ver un corte que yo le pedí al peón que lo haga. Eso es para que vean la carne del animal, que está en perfecto estado. O las vísceras, donde no hay nada fuera de lo común. El animal estaba en perfecto estado, vacunado y con el resto de la hacienda”.
*La nota fue realizada vía llamado telefónico, luego que Ariel Sorribes terminara de vacunar contra diarrea neonatal, carbunclo y clostridial, en su campo de Córdoba. Las fotos de la galería están tan cual las envío el productor, y no han sido retocadas con ningún programa de edición.
Fuente: Infocampo